De mitos I
De mitos y leyendas, unos que prevalecen en el inconsciente colectivo son los de brujería, a los que conscientemente la mayoría de las personas responden “eso no existe”, “no se puede creer en eso”, “es charlatanería”, y un sinfín de fórmulas evasivas que bien pueden significar escepticismo pero también miedo, ignorancia u ocultación.
Si bien es cierto que la ciencia ha demostrado exhaustivamente la charlatanería detrás de estos artificios, quizás no debamos dejarlos de lado o quizás debamos hacerlo con la conciencia de que así se evita que surtan efecto en nosotros, de acuerdo con los creyentes.
La brujería ha sido un medio utilizado desde tiempos ancestrales, el que historiadores y científicos han justificado como una forma de manipular a los creyentes y una forma en que, sin los conocimientos que ha aportado la ciencia, los creyentes se explicaban ciertos sucesos o fenómenos de la naturaleza.
Hoy día, se habla de manejo de energía y que puede ser utilizada para bien o para mal, es decir que los que la practican “trabajan” en la “luz” o en la “oscuridad”. Todos aquellos que realizan este tipo de trabajo -generalmente llamados “curanderos” en este país-, para provocar un mal, por mínimo que sea, a otro, están en la “oscuridad”, pero recibirán el triple en consecuencia, a lo que llaman “karma”. Los budistas creen, asimismo, en el dharma, que es que todo acto que beneficie a otros, a la humanidad, atrae buen karma.
México no está exento de estas prácticas, por supuesto, más bien desarrolló el chamanismo ampliamente en épocas prehispánicas, e incluso se dice que los toltecas cultivaron el chamanismo blanco y lo transmitieron a otras culturas mesoamericanas.
Y pululan las historias sobre brujería, nahuales, “entierros”, daños, muerte, lo que hace innegable que esta práctica sea más frecuente de lo que se cree, aunque sigue siendo objeto de escepticismo, un escepticismo que contribuye a la ocultación existente debida a los grandes daños que persigue, lo que hace casi imposible hacer un recuento con comprobación de hechos, lógicamente quien la practica o la utiliza a través de curanderos y brujos, no va a admitirlo, y sólo podríamos contar con algunas víctimas que pudieron constatarlo por sí solas pero que, a falta de pruebas, les es imposible eliminar la incertidumbre que arroja el recuento, aun cuando existan testigos de los males que coincidan con hechos incriminatorios.
Muchos seguramente se han preguntado alguna vez por qué hay tanta gente que nunca hace nada malo y siempre le va mal, o por qué por más que lo intente le sigue yendo mal, por qué hay enfermedades que parecen surgir de la nada, por qué hay quienes obedecen a otros de manera estupidizada no por una remuneración sino simplemente así: como estúpida; por qué suceden incidentes que parecen haber sido movidos por una mano invisible; por qué de repente una persona reacciona de una manera inexplicable, inesperada, o sufre un cambio de personalidad improcedente, incomprensible, de un segundo a otro, sin tener realmente una razón, ¿simple bipolaridad?; por qué hay personas que tienen demasiada buena suerte, a quienes sin hacer prácticamente nada la vida parece estar premiando constantemente con buenos negocios, excelentes puestos, ingresos inmejorables, becas, herencias de tíos desconocidos, nunca se enferman y hasta se sacan la lotería… a cada rato, y, cuando se conversa con ellas creyendo que han de ser unas luminarias, uno se percata de que son iguales que todas las personas y que su coeficiente intelectual es como el promedio, ¿por qué?, si bien se sostiene que es por los contactos, la familia, a través de los cuales alcanzan estatus de privilegios, hay quienes carecieron de esos contactos y tienen esa suerte, ¿por qué? ¿el destino, la vida? ¿Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario